miércoles, 25 de mayo de 2016

Tiempo Antes

Me despierto y veo a través de la ventana de una habitación que no es mía. "¿Qué estaba haciendo aquí? Oh ya lo recuerdo." Miro a la persona que duerme silenciosamente a mi lado. "Estaba con él... de nuevo..." En mi lento despertar recuerdo mi sueño, algo feliz y algo triste... ¿Qué era lo que él decía en mi sueño? Ah si, él decía:" te amo solo a ti." Mis ojos se llenaron de lágrimas y recurrí a mis amigas, siempre dispuestas a leer mis depresivos mensajes. Les conté como había amanecido con él de nuevo, a mi gran pesar, y les conté acerca de lo feliz que me sentí en aquel sueño.

La verdad era algo diferente, aunque no lo dijese en voz alta. Era domingo por la mañana, así que nos apresuramos a desayunar mientras aún había tiempo. Tomamos una ducha y fuimos al comedor. Hablamos y sonreímos como de costumbre. Su amigo, que nos había acompañado un rato se retiró dejándonos a solas. No había mucho que hacer los domingos. Vimos algunos videos en su computadora y luego una película. Tiempo después, confiando en que su amigo no volvería pronto, nos dispusimos a hacer cosas más personales. Una vez que terminamos lo vi a los ojos y lo besé mientras pensaba: "Parece que de verdad lo quiero. Estoy jodida." Él me dijo: "te adoro," había tomado esa palabra como una forma de decir que me quería sin decir que me amaba. Para el poco conocedor un "te adoro" podía significar mucho más que un "te amo," pero yo... yo sabía exactamente porque él usaba esa palabra. Decidí tomar el cumplido sin pensar en las razones.

 Después pasó lo inconcebible. Luego de vestirnos y retomar la divertida actividad de ver videos en youtube, él empezó a enviar y recibir mensajes de texto. Bajé la mirada discretamente, su nombre aparecía en la pantalla. Sentí como mi corazón se desmoronaba un poco, pero no dije nada, ya era hora de cenar.

Mientras cenábamos algunos amigos nos recordaron de una fiesta de cumpleaños que habían planeado en un parque. Decidimos ir, y no tardamos mucho en llegar gracias al scooter que el había comprado recientemente. Que conveniente. Al llegar notamos que una amiga mutua no estaba en la fiesta. Le dije que le enviase un mensaje ir a recogerle en caso de que no tuviese como transportarse. Él sacó su celular y abrió sus mensajes recientes, rápidamente buscó el nombre de la amiga en cuestión y se dispuso a escribir, pero el daño ya estaba hecho. Malditos y benditos sean todos estos años de lectura. En menos de una décima de segundo pude leer su último mensaje para ella, su novia, ese mensaje decía: "te amo, bebé." Al final mi amiga dijo que no se sentía bien y no asistiría a la fiesta, y yo estaba ocupada desmoronándome en piezas.

Necesitaba un momento para pensar así que busqué a una amiga cercana que había asistido a la fiesta y me alejé un poco del lugar con la excusa de que nos tomaríamos fotos. Sentí un dolor agudo en el pecho y me quedé sin aire. Me senté un momento y recapacité. Ya había visto mensajes similares muchas veces, incluso antes de que algo sucediese entre nosotros. ¿Por qué me dolía tanto ahora? Oh ya lo sabía: "¡Tal vez porque había pasado todo el maldito día a mi lado!" ¿Tan  poco valía yo que él se había tomado el tiempo de decirle que la amaba aun estando a mi lado? Ese era el motivo por el cual nunca me había dicho que me amaba, porque solo se lo decía a ella.

Mi amiga me escuchó, me dijo lo que yo ya sabía y me dio fuerzas. De pronto algo cambió. Como si despertara de un sueño decidí que ya había tenido suficiente. Sequé mis lágrimas y regresé a la fiesta. Era momento de repartir la comida. Varios amigos, él y yo nos sentamos a comer en el suelo ya que las bancas estaban ocupadas. Conversamos como si nada estuviese ocurriendo. Nuestros amigos se alejaron a saludar y conversar con otras personas. Él y yo estábamos a solas. Lo miré a los ojos con una sonrisa y dije: "necesito hablar a solas contigo." Mi sonrisa reemplazada por la expresión facial más seria que alguna vez alla emanado de este rostro. Luego sonreí de nuevo. "Está bien," respondió, su tono de voz mostraba inseguridad. "Después de la fiesta está bien," dije mientras me levantaba rápidamente y procedía a entablar alguna conversación con otro amigo, dejándolo a solas con sus pensamientos.

Otro amigo recién había comprado un scooter, y como buena persona, él había decidio acompañar a ese otro amigo a pasear por la ciudad un rato. Él me preguntó si quería acompañarlos: "No te preocupes, estoy bien aquí. Ve tú con él," dije parada en el mismo lugar en el que hace unos días atrás él me había dicho cuanto le gustaba. "Espera por mí entonces, yo pasaré a buscarte y te llevaré de vuelta,"respondió antes de irse.

La fiesta terminó y las personas empezaron a irse poco a poco. Al final, terminé hablando con dos amigos que hace poco habían iniciado una relación, "¿cómo hiciste para que él te declarara por fin sus sentimientos?" pregunté, sabiendo que su relación había tomado un poco de tiempo para consolidarse. De alguna manera consideraba que se asemejaba en algo a mi situación. Claro, su novio no había estado diciéndole a otra que la amaba mientras dormía con ella, pero en esos momentos cualquier consejo era bienvenido, ya que el momento de la verdad se acercaba poco a poco. "¿Sabes qué hice?" me respondió mi amiga después de pensar un poco. "¡Le pregunté, mejor dicho, le exigí saber que rayos quería conmigo!" Me sorprendió un poco su respuesta, tan simple, sin embargo tan lógica. Entonces su novio habló, "luego de que ella me lo preguntó directamente, no tuve más remedio que dejar de escapar de mis sentimientos y de decirle la verdad, decirle que la amaba." "Muchas gracias," respondí un poco menos preocupada, "ya sé lo que haré." En otra epifanía, todas las dudas de lo que diría desaparecieron. Ahora me sentía ansiosa por que llegara el momento. Y él llegó a buscarme.

Nos fuimos en su scooter, y llegamos a un lugar en el que nunca había estado antes (todavía no me había tomado el tiempo de explorar el campus universitario). Ese lugar tenía una vista hermosa del resto de la universidad. Desde ahí veía a mi dormitorio. "Ya estamos a solas. ¿Qué querías decirme?" De pronto el corage que había reunido se escapaba de mí. Por fin, luego de mucho debate interno, pude hablar. Decidí empezar contando un poco más de mi pasado. Hablé de relaciones fallidas, de amores y desamores. Le dije todo lo nunca había dicho, le conté como perdí la fe en el amor. Él dijo entenderme. Cuando terminé de explicar, sin tomar un respiro para acobardarme dije: "La razón por la que te traje aquí es porque quiero saber que quieres de mí (agradecí mentalmente a mi amiga por haberme mostrado esa frase antes)." Él me miró un poco confundido y yo seguí hablando. "Todo lo que ha pasado estos días me ha hecho muy feliz, pero normalmente en este punto yo simplemente me alejaría sin decir nada." Lo miré a los ojos y sujeté su camisa. "Pero, siento algo y creo que tú sientes lo mismo cuando me besas. Pero tú tienes una novia esperándote, dijiste que no hablabas mucho con ella, pero no creo que eso sea del todo cierto (decidí omitir la parte del mensaje que había hecho mi corazón en trizas)." Alejé un poco mi mirada. "¡Dime que quieres de mi! Si quieres que sea tu novia, lo seré. Si quieres que todo sea como antes, está bien. Podemos ser amigos, o podemos actuar como si nunca nos hubiesemos conocidos. No hablaré mal de ti a tus espaldas, ni me enojaré por lo que decidas. Sin embargo ¡no puedo seguir contigo mientras ella esté en tu vida! Eso no está bien, yo ya tuve suficiente." Lo miré a los ojos y dije casi llorando, en una voz menos amenazante "¡Por favor! dime ¿qué quieres que haga? " "Por favor no cambies..." respondió por fin, "por favor no me trates friamente, no me alejes de ti, no quiero perderte." "Entonces elige, ya..." dije. "Te escojo a ti," contestó, "Yo quiero algo serio contigo. No voy a seguir haciendo lo que he estado haciendo. Voy a terminar con ella. Es que nunca me ha gustado lastimar a las personas." Me estás lastimando a mi idiota, eso pensé pero nunca lo dije. Seguí seria por un rato, él me abrazó, yo pensé que tal vez me estaba equivocando de nuevo. Y el tiempo pasó como siempre.

Tiempo Después

- ¿ Ya terminaste con ella? -Le pregunté sonriendo luego de besarlo.-
- Todavía no.- respondió sin mirarme a los ojos. - Sigo esperando el momento indicado.
Me echo a reír.-¿El momento indicado? Qué gracioso eres.-
- ¿ Estás enojada?- me dijo mirándome con cara de sorprendido.
- Por supuesto que no. - dije sin para de reír.- Me encanta como me besas a sus espaldas.- respondí viendo la cama en la que estaba sentado.- ¡Claro que estoy enojada!- Exclamé seriamente, para luego seguir riendo.- A decir verdad, debo irme. Háblame cuando haya sido el momento indicado para terminar con ella.

Caminé fuera de su habitación y me dirigí hacía el elevador. Él me siguió. Ya afuera del edificio me apresuré a tomar el bus, que convenientemente iba pasando.

-De verdad estás enojada?- preguntó mientras yo subía al bus
- No, estoy furiosa.- Sonrío y me voy.

¿Por qué sonreí? ¿Has estado tan frustrado alguna vez que piensas "fuck this shit, I am out"? Bueno eso pensé. Parece que cuando ya no tengo paciencia recurro a la risa sin sentido.

Y es que le había dado ya muchas opciones. No es como si estuviese insistiendo en algo que no quisiera. Le dije que podría ser lo que el quisiera ser. Si quería solo ser mi amigo, lo haría; si quería que todo fuese como antes, así sería; si decidía que no quería hablarme nunca más, no me molestaría; pero si quería ser alguien importante tenía que decidirlo, porque yo odiaba ser "nada." Prefería cualquier cosa a la incertidumbre y lo habá dicho muy claramente.