domingo, 17 de noviembre de 2013

Días como hoy...

Hoy es uno de esos días en los que lucho conmigo misma, así como pasó antes muchas veces hoy quiero huir.
Me había acostumbrado a estar sola siempre a mantener mi distancia, a no dejar que nadie sea lo suficientemente cercano a mí por un simple motivo: soy demasiado sensible. Es raro incluso escribir esto, si me conocieran en persona lo comprenderían actúo fuerte, soy dominante, me enojo y digo muchas “verdades” a las personas, las cuales casi nunca son ciertas. La verdad es muy difícil hacerme enojar, porque yo no me molesto yo solo me lastimo y actúo como si me molestara, prefiero que parezca que tengo mal temperamento a que se note que en verdad me duele.

Digo que no me importa y que no me afectan las cosas pero mientras tanto estoy apretando los labios y conteniendo mis lágrimas. Realmente odio eso, odio ser la clase de persona que llora fácilmente, aunque la verdad es que soy esa persona, soy la persona a la que le duele el rechazo, soy la persona que contiene sus lágrimas siempre que es lastimada, soy la persona que mantiene su distancia y nunca tiene amigos.
Había olvidado eso último ¿mantener mi distancia? ¿Por qué, si es divertido tener amigos? Me dije eso y olvidé mi costumbre, ya había pasado antes, las personas creen que porque soy “fuerte” o “independiente” o porque siempre sonrío las cosas no duelen, pues no es así. Ahora estoy luchando contra quien soy, mi instinto me dice que haga lo mismo de siempre: apartarme de lo que me cause dolor, mi corazón se siente aplastado con un nudo en la garganta queriendo llorar hasta olvidar todo y mi mente me dice que luche contra mi instinto, me dice que falta poco, si me apartara ahora perdería todo lo que hice este año, la amistad que ya no sé si exista.

Pensar en esto me molesta, me molesta no poder pasarlo por alto, me molesta que algo tan simple me duela tanto. Pero para mí nada es simple yo no juzgo a las personas por lo que me digan yo lo hago por sus actos y para mí cada acto representa algo, soy observadora, aunque no parezca me doy cuenta de la personalidad de los que me rodean por eso me doy cuenta de todas sus actitudes, y de cuando me rechazan.
Probablemente a nadie le importe lo suficiente como para darse cuenta de eso, pero yo estoy cansada de tener que hacerme la fuerte, de sonreír mientras me doy cuenta de que me dejan de lado, todos y cada uno de ellos.

Yo, ciertamente estaba feliz, pero ya volví a mi estatus quo, absolutamente nada es para siempre, ni siquiera el dolor que siento ahora. ¿Qué debo hacer? ¿Decir la verdad? A estas alturas ya todos piensan que me conocen, pero nunca se han dado cuenta de lo obvio… Yo no soy así, no soy fuerte ni independiente. Suelen decirme “tú no quieres a nadie” pero es al contrario, si se dieran cuenta de cuanto los quería sabrían cuánto me lastimaron y no quiero darle ese poder a nadie (aunque ya sea tarde). Cuando terminé con mi antiguo novio vi como los que decían ser mi amigos ahora decían “pero yo no estoy de ningún lado yo soy amigo de los dos” ¿cómo vas a comparar tu amista con él con la supuesta amistad que tenías conmigo?, en ese momento dejé de quererlos, dejaron de ser mis amigos y se volvieron solo personas cercanas aunque les siga diciendo amigos lo cierto es que no lo son. Por eso me apoyé en “mis amigas” pero ellas nunca han visto como soy, tal vez el problema sea yo, tal vez soy la que no encaja y no lo acepto, es probable que yo haya sido la única que consideraba eso una “amistad”.

Volviendo a lo importante ¿ahora qué haré?  Quiero olvidarlo todo y actuar como si nada hubiese pasado, pero lo cierto es que duele, duele demasiado para mí, porque esto no es la causa, es solo la gota que derrama el vaso, secretearse y decir: “no le digas a Ana”, salir adonde sea siempre con la frase: “no le digas a Ana”, enterarse de cosas que me interesaría saber y siempre decir: “Ay, no te puedo decir”. Todas son cosas que odio, cosas que se acumulan hasta el punto de asfixiarme, en el momento no siento nada y solo lo dejo acumularse pero siempre llega el día de hoy, el día en que no puedo aguantar más, el día en que mi sonrisa se borra y todo lo que hago es luchar conmigo misma para no huir, y siempre pierdo esa lucha, quisiera que esta vez no fuese igual, pero sé que ese intento barato de disculpa de hace un rato es todo lo que podría recibir de ellas, e incluso otra disculpa no cambia nada, el daño está hecho, depende de mí si puedo vivir así o si debo huir de nuevo…

Como odio los días como hoy…

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