El sábado 7 de diciembre fue mi baile de graduación, recuerdo que durante mucho tiempo estuve emocionada con que ese día llegara, invertí mucho tiempo (y dinero) para ese día y la verdad fue totalmente diferente a lo que esperaba, es decir fue aún mejor de lo que había imaginado, me divertí muchísimo, fui muy feliz. Si me hubiesen preguntado como creería que iba a ser mi baile de graduación a inicios de este año mi respuesta no hubiese podido estar más lejos de la realidad, este año han pasado demasiadas cosas y todo ha cambiado rápidamente, posiblemente para bien. Puedo afirmar que estuvieron presentes todas las personas importantes para mí (e incluso la mayoría de las personas que no me agradan pero eso es historia aparte, no me amargaré por eso), estaba mi familia e invité a mi mejor amigo, pude presentárselo a mi padre sobreprotector y todo salió bien.
Por otro lado el idiota también apareció allá (como era de esperarse), en cuanto llegué lo vi, estaba en la entrada, instintivamente lo ignoré y así pasé el resto de la noche. No puedo afirmar que me dio igual, pero sí puedo decir que cada vez duele menos.
Dejando lo emo de lado, puedo afirmar que fue una noche feliz e inolvidable, todo salió bien y todos fueron felices; excepto mi vestido, mi pobre vestido era muy largo y fue pisoteado por todo el mundo mientras bailábamos e incluso se le dañó la vasta y tendré que mandarlo a cortar, pero lo importante es que me divertí, bailé con Gabriel toda la noche, él tuvo que aprender a bailar de tanto ir a fiestas e intentó enseñarme, algún día aprenderé a bailar bien... algún día...
No hay comentarios:
Publicar un comentario