miércoles, 28 de diciembre de 2016

¿Y si digo la verdad?

Ya que últimamente no escribo muy seguido, para este nuevo año decidí empezar una series de historias cortas de ficción, entre otras cosas. Esta es la primera.

No sé como decirte esto. No sé como actuar. Tal vez obtuve lo que quería. Tal vez no soy tan libre como pensaba. Probablemente nunca supe lo que quería. O quizás me equivoqué.

"Nunca tendría algo serio contigo." Le dijo ella mirándolo a los ojos. En su mente pasaban tantas cosas. Sentía su propio corazón latir con fuerza y su estómago se revolvía a medida que mentiras salían de su boca. "Te quiero," deseaba decir o "de verdad me gustas," hubiese sido apropiado. Mas no podía decirlo. Ella había sido advertida. Él era ese tipo de hombre, de aquellos a los que no se les debe entregar el corazón. Al menos eso creía. Después de su última experiencia, otro amor fallido estaba fuera de cuestión.

Sin embargo allí estaba, deslizando sus uñas suavemente por su cuello, abrazándolo, acercándose poco a poco, buscando su punto débil, y lo encontrándolo. Él la miró a los ojos y dudó por un segundo... Luego la besó. Y ella sintió de nuevo. Su corazón de hielo se derritió un poco, tal vez era posible seguir adelante. Por momentos sentía que podía amarle, esos momentos eran interrumpidos por las advertencias que ya había escuchado. Pero ella quería amarlo aunque fuera por un minuto, aunque a penas se conocieran. Así que cerró sus ojos. Cerró sus ojos y finjió que él no había escuchado la mentira que ella había dicho. Soñó por un momento que aquello era un comienzo, no una historia de un solo capítulo. Y luego él se detuvo. "Ven," dijo, tomandola de la mano y llevándola a su habitación. Luego la beso nuevamente, más profundamente que aquellas timidos besos de hace un momento. Sus deseos parecían cumplirse, aquel beso lleno de pasión tenía sabor a futuro.Un futuro que sería arruinado por sus propios miedos, algo que ella aún no sabía.

Después de ese día ella no quería desperdiciar ninguna oportunidad para besarle, pero tontamente buscó construir muros para que el amor entre ellos jamás existiese. Entre más le gustaba, más se asustaba. Sabía que si reconocía lo que estaba sintiendo pronto aparecerían los celos. En su estado aquellos sentimientos negativos podrían ser la diferencia entre una sonrisa o el total colapso de su propia sanidad mental. Los sentimientos suicidas se desvanecían un poco cuando él estaba cerca, pero ella necesitaba esa distancia. Necesitaba protegerse de sí misma. En una de esas ocasiones cruzó una linea o mejor dicho levantó una muralla que no sería capaz de derrumbar luego, sin importar sus esfuerzos. Al salir con un grupo de amigos, se apartó de él para favorecer a alguien más. Él, que había finjido no escuchar las mentiras que ella había dicho se convenció de que era momento de aceptarlas como una verdad. Ella lo había arruinado.

En silencio recordaba su primer beso con él. No fue después de decir que "nunca tendría algo serio con él," fue algunos días antes de eso. Luego de salir juntos una noche. Caminando lado a lado sucedió. Se miraron a los ojos y ambos sabían lo que querían, las palabras no eran necesarias. Pronto el miedo de un corazón roto tomaría poder sobre ella y la haría decir esas plabras, las palabras que tal vez nunca debía haber dicho. No obstante, se acababa su tiempo. Ella ser iría lejos y sabía por experiencia propia que las relaciones a distancia no eran lo suyo.

Y ese futuro se convertía en una historia de un solo capítulo, justo como ella temía, mientras ella buscaba medidas desesperadas para aparentar frente a él. Para mostrar que todo estaba bien, que su corazón no se había movido ni un poco con aquellos besos. Ella sabía lo que hacía, lo estaba apartando, matando cada pequeña oportunidad de ser algo más para él. Él creyó que era "el niño de los besos" para ella, él pensaba que ella lo veía como alguien en una situación inferior de alguna manera. Él creía que ella tenía "experiencia" en ese tipo de situaciones. Oh, si supiera el desastre andante que era ella en ese entonces.

El tiempo pasó y las experiencias se acumularon y apilaron como una historia olvidada. La distancia no disminuía incluso cuando estaba frente a él. Luego de tres años estuvieron frente a frente de nuevo. Él le habló y le dijo que la quería, ella quería creerle. Lo miró a los ojos pero no encontró nada, escuchó sus palabras pero sonaban vacías. Es el alcohol en su sangre repitió repitió ella mentalmente, mientras él seguía profesándole su amor eterno. Ella decidió traicinar todo lo que creía solo para sentir la verdad. Se besaron. Un beso apasionado que no parecía acabar. Eso era un problema, ella no lo estaba sintiendo. Entraron a la habitación a hablar. Otro beso más profundo que el anterior. Ella buscaba desesperadamente algo, un sentimiento, una emoción, pero no había nada, no habia nada más que deseo y lujuria. Eso era todo lo que venía de él. Su estómago se revolvió y sintió como sus ojos amenazaban con inundarse. Otro beso, solo porque quería mentirse a ella misma, nada de nuevo. Alguien los interrumpió, ella se apartó. Él siguió insistiendo. Sus palabras podrían haberla convencido, tal vez cinco años atrás, pero ahora sí ella entendía mejor las situaciones. Ella sabía que a veces las personas mentían acerca de sus sentimientos para obtener algo a cambio. Otro momento a solas y otra declaración de amor. "No voy a recordar nada mañana. Pero te estoy diciendo la verdad. Te lo juro," él insistó. "No te preocupes, si mañana te sientes igual entonces hablaremos más," repetía ella con cierto dolor en su corazón. Él se arrodilló frente a ella y ella vio en sus ojos de nuevo, vacíos. Ni siquiera la pasión de tres años atrás, ya no quedaba nada más que una entrada en su lista por tachar. Él intentó besarla pero ella lo abrazó en su lugar.Y él la abrazó también, muy fuerte, era casi doloroso. Aun así no era tan doloroso como sus palabras, tan falsas. La abrazó por un largo tiempo y ella sabía, sintió ese calor que ella había aprendido a identificar. Él no la quería a ella, él quería su cuerpo y ella fingía creerle. Ella olvidaba todo lo que la experiencia ya le había enseñado para darle el beneficio de la duda a él. En el fondo, ella esperaba escuchar palabras similares al día siguiente, cuando él estuviese en sus cinco sentidos. El abrazo parecía nunca terminar, hasta que ella se apartó y se fue, mientras él decía que esperaría por ella, porque ella era su alma gemela. Oh, agridulces mentiras.

Lo primero que él dijo al día siguiente fue "¿si te dijera que no recuerdo nada de anoche, me creerias?" . "Si tu me lo dices, yo lo creería" respondió ella a su directo mensaje. Luego de un par de mensajes ella se atrevió a preguntar: "¿de verdad no recuerdas absolutamente nada?" El admitió recordar la primera conversación y el beso. Entonces "¿Dijiste que te gustaba porque lo sientes o porque estabas tomando?" preguntó ella aferrándose a la poca esperanza que quedaba. Su respusta fue como una balde de agua fría para ella, no una sorpresa, no obstante. Él respondió: "En cierta parte si me gustas porque eres mujer. Eres muy hermosa y claro que me atraes físicamente, digamos que sentimentalmente tambien pero no tanto porque eres y has sido bien seca conmigo desde que te conozco y siento que no me harás caso." Ella sintió un hueco en el estómago, trató de explicar su ideología de decidir por cuales personas enamorarse y se disculpó. Él le dijo que no se disculpara y que todo era culpa de él por creer que podía tener algo con ella. El resto de la conversación solo destacó lo obvio, ella solo era una conquista más pendiente, sus propias paredes habían funcionado demasiado bien.

¿Y si dijese la verdad? Si admitiera que está nerviosa cuando él le habla y que se arrepiente mil veces de sus palabras ¿le creería él? Si ella intentase ser algo más que un nombre por tachar en una lista imaginaria, si fuese cariñosa y sincera como debió serlo en un principio ¿valdría la pena? Exponer su debilidad frente a alguien que solo brinda palabras vacías, tal vez ella sigue estando tan loca como hace tres años. Una nueva clase de locura, o simplemente nada ha cambiado, ella no ha madurado como estaba tan orgullosa de creer. Algo si era seguro él nunca fue solo "el niño de los besos" para ella, pero ya no importaba. Él no lo creería ahora.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Carta a un alcohólico

Estuve debatiendo por un tiempo buscando una forma sutil de decir esto. Odio lastimar a las personas que amo, pero parece imposible decir lo que quiero decir de alguna forma no dolorosa. Así que lo siento.

Desde que tengo memoria siempre ha sido lo mismo. Uno de mis más viejos recuerdos es una mañana años antes de que Johana siquiera naciera. Llegaste tarde en la noche y pusiste música a todo volumen en la madrugada. Me desperté e intenté discutir contigo. Mi madre se despertó luego y yo fui a mi cuarto. Estabas borracho ese día. La mañana siguiente, yo no quería ni verte, mucho menos hablarte. Te enojaste y le reclamaste a mi madre porque creías que ella me había dicho que te ignorara. Ella no me había dicho nada, a los 5 años de edad sabía lo que hacías y no me gustaba.

Otro de mis recuerdos es de cuando estaba en segundo grado. Una noche mientras intentaba dormir, tú llegaste borracho de nuevo. En ese entonces aún compartía cuarto con ustedes. Halaste a mi madre por el cabello y la llevaste al comedor. La empujaste y le gritaste que debía dormir con los perros en el patio porque allí es donde pertenecía. Regresaste al cuarto y tomaste cada una de las almohadas en tu cama y se las tiraste a ella en el comedor, luego regresaste al cuarto a dormir. Yo estaba asustada, tenía 7 años. Te hablé y te dije que si mi mamá no podía dormir contigo en tu cama, por favor le dijeras que ella podía dormir conmigo en mi cama. Te levantaste y le dijiste que yo decía que podía dormir conmigo. Ella lloraba y te decía lo injusto que eras. Esa noche durmió en mi cama conmigo. La escuché llorar en silencio hasta que me quedé dormida.

Ese año fue el peor año. Recuerdo sentir miedo de ti. Creí que en cualquier momento en lugar de atacarla a ella, me atacarías a mi. En una ocasión le dije a mi mamá que yo no estaba segura de qué sentía hacia ti. Le dije que no sabía si te quería porque siempre estabas borracho. Era verdad, en ese entonces no sentía cariño hacia ti. La noche que nació Johana la pasaste totalmente borracho. No estuviste en el hospital, ni siquiera lo intentaste. Preferiste tomar toda la noche. "Celebrar" con alcohol parecía más importante.

Para ese tiempo perdiste el bar y empezaste a trabajar con mi tío. La situación parecía mejorar. Ya no eras tan agresivo, probablemente por Johana, ella era una bebé ¿Por qué cambiaste por ella pero no por mí? Tal vez era que me había acostumbrado a verte de esa manera, o que ya no compartía cuarto con ustedes. Tal vez es porque debías rendirle cuentas a mi tío y no podías hacer lo que te diera la gana. Solo se que pasado más tiempo contigo borracho que contigo sobrio. No es de sorprender cuando el único momento en que estás sobrio son las mañanas cuando te despiertas después de una noche de tomar.

Siempre has hecho todo por mí. Lo sé, sé que me quieres, siempre has estado cuando te he necesitado. Por eso ha sido difícil decir algo por tanto tiempo. Creí que si nos llevábamos bien, no importaba que tomaras porque siempre estabas aquí. He tratado de ignorar todo lo que haces, de encerrarme en mi cuarto las noches que te oigo llegar obviamente borracho.

No puedo decirte nada cuando llegas borracho porque negociar con un borracho no tiene sentido. Al día siguiente cuando no estas borracho, no quiero decir nada porque no quiero lastimar tus sentimientos. Quisiera que todo estuviese bien. Debo respetarte y mantenerme callada, eres mi padre.

Antes de irme a los Estados Unidos estuviste tomando casi todos los días y cuando regresé a visitar no hubo noche que no llegases borracho. En esta ocasión parece que la tradición continúa. Viajé aquí para estar con mi familia.  Podría aprovechar e irme a una discoteca a tomar y no regresar hasta el día siguiente, eso es lo que hace la gente de mi edad ¿no? Pero no lo hago. No lo hago porque sé cuales son mis prioridades. Sé que tengo responsabilidades, las cuales no podría cumplir si hiciese eso, si me comportara como tú lo haces.

Te amo más cuando estoy lejos porque solo tengo que pensar en tu recuerdo. Cuando pienso en ti, pienso en el padre atento, el que se preocupa por mi y siempre responde cuando lo necesito. Pienso en el padre responsable que siempre se aseguró que no me faltase nada, el que me apoyó en todo lo que quise intentar y que me permitió estar donde estoy ahora. Eso es lo que pienso de ti, pero cuando vengo aquí a verte, la mitad del tiempo no eres esa persona y solo me queda ver la realidad. ¿Es tan horrible que esté aquí que tienes que tomar cada noche? ¿Siquiera recuerdas la mayoría de los días que has pasado conmigo y las cosas que me has dicho? Nunca estoy segura de si recordarás o si lo que digo es importante para ti.

Y tú te enojas, te enojas con todo el mundo como si todos tuviésemos la culpa de lo que pasa. Como si mi madre hubiese hecho algo más que cuidar de nosotras y de paso cuidar de ti. Como si fuese nuestra responsabilidad vivir pendientes a lo que tu quieres y a tu vicio. ¿Qué culpa tiene Johana con 12 años de que no hayas podido pasar la noche de navidad borracho tomando como el alcohólico que niegas ser? Pero, tú tenías que arruinarlo para ella no. ¿No tienes miedo de que cada día crece un poco más y se da cuenta de lo que haces y que pronto pueda perder su respeto hacia ti? Yo estaría aterrorizada si fuese tú. Aunque la verdad, ella no ha visto ni la mitad de las cosas que yo he visto.

Yo soy feliz cada día que no tengo que pensar en tus problemas o mejor dicho en tu problema. Papá eres un alcohólico lo has sido desde que tengo uso de razón y no pareces tener intención de cambiar. ¿Qué estás esperando? ¿Que alguien más te lo diga? Yo te lo estoy diciendo. Y te he conocido toda mi vida. O esperas que la verdad te pegue en la cara, oh espera, ya lo hizo, perdiste un diente en esa lección. Lo que tú haces no es normal. He crecido escuchando las historias de mis amigas y amigos que nunca tienen que preocuparse si sus padres están borrachos. Pueden tener muchos problemas, pero el alcohol no es uno de ellos.

No hay nada mas que pueda decir que no hayas escuchado. Para mi serías un padre perfecto si pudieses por un segundo darte cuenta de cuando daño le haces a los demás. Si al menos aceptaras que tienes un problema. Nunca he pedido que cambies nada de ti, lo único que me haría feliz es que trataras de vencer el alcoholismo que crees poder ocultar.