sábado, 24 de diciembre de 2016

Carta a un alcohólico

Estuve debatiendo por un tiempo buscando una forma sutil de decir esto. Odio lastimar a las personas que amo, pero parece imposible decir lo que quiero decir de alguna forma no dolorosa. Así que lo siento.

Desde que tengo memoria siempre ha sido lo mismo. Uno de mis más viejos recuerdos es una mañana años antes de que Johana siquiera naciera. Llegaste tarde en la noche y pusiste música a todo volumen en la madrugada. Me desperté e intenté discutir contigo. Mi madre se despertó luego y yo fui a mi cuarto. Estabas borracho ese día. La mañana siguiente, yo no quería ni verte, mucho menos hablarte. Te enojaste y le reclamaste a mi madre porque creías que ella me había dicho que te ignorara. Ella no me había dicho nada, a los 5 años de edad sabía lo que hacías y no me gustaba.

Otro de mis recuerdos es de cuando estaba en segundo grado. Una noche mientras intentaba dormir, tú llegaste borracho de nuevo. En ese entonces aún compartía cuarto con ustedes. Halaste a mi madre por el cabello y la llevaste al comedor. La empujaste y le gritaste que debía dormir con los perros en el patio porque allí es donde pertenecía. Regresaste al cuarto y tomaste cada una de las almohadas en tu cama y se las tiraste a ella en el comedor, luego regresaste al cuarto a dormir. Yo estaba asustada, tenía 7 años. Te hablé y te dije que si mi mamá no podía dormir contigo en tu cama, por favor le dijeras que ella podía dormir conmigo en mi cama. Te levantaste y le dijiste que yo decía que podía dormir conmigo. Ella lloraba y te decía lo injusto que eras. Esa noche durmió en mi cama conmigo. La escuché llorar en silencio hasta que me quedé dormida.

Ese año fue el peor año. Recuerdo sentir miedo de ti. Creí que en cualquier momento en lugar de atacarla a ella, me atacarías a mi. En una ocasión le dije a mi mamá que yo no estaba segura de qué sentía hacia ti. Le dije que no sabía si te quería porque siempre estabas borracho. Era verdad, en ese entonces no sentía cariño hacia ti. La noche que nació Johana la pasaste totalmente borracho. No estuviste en el hospital, ni siquiera lo intentaste. Preferiste tomar toda la noche. "Celebrar" con alcohol parecía más importante.

Para ese tiempo perdiste el bar y empezaste a trabajar con mi tío. La situación parecía mejorar. Ya no eras tan agresivo, probablemente por Johana, ella era una bebé ¿Por qué cambiaste por ella pero no por mí? Tal vez era que me había acostumbrado a verte de esa manera, o que ya no compartía cuarto con ustedes. Tal vez es porque debías rendirle cuentas a mi tío y no podías hacer lo que te diera la gana. Solo se que pasado más tiempo contigo borracho que contigo sobrio. No es de sorprender cuando el único momento en que estás sobrio son las mañanas cuando te despiertas después de una noche de tomar.

Siempre has hecho todo por mí. Lo sé, sé que me quieres, siempre has estado cuando te he necesitado. Por eso ha sido difícil decir algo por tanto tiempo. Creí que si nos llevábamos bien, no importaba que tomaras porque siempre estabas aquí. He tratado de ignorar todo lo que haces, de encerrarme en mi cuarto las noches que te oigo llegar obviamente borracho.

No puedo decirte nada cuando llegas borracho porque negociar con un borracho no tiene sentido. Al día siguiente cuando no estas borracho, no quiero decir nada porque no quiero lastimar tus sentimientos. Quisiera que todo estuviese bien. Debo respetarte y mantenerme callada, eres mi padre.

Antes de irme a los Estados Unidos estuviste tomando casi todos los días y cuando regresé a visitar no hubo noche que no llegases borracho. En esta ocasión parece que la tradición continúa. Viajé aquí para estar con mi familia.  Podría aprovechar e irme a una discoteca a tomar y no regresar hasta el día siguiente, eso es lo que hace la gente de mi edad ¿no? Pero no lo hago. No lo hago porque sé cuales son mis prioridades. Sé que tengo responsabilidades, las cuales no podría cumplir si hiciese eso, si me comportara como tú lo haces.

Te amo más cuando estoy lejos porque solo tengo que pensar en tu recuerdo. Cuando pienso en ti, pienso en el padre atento, el que se preocupa por mi y siempre responde cuando lo necesito. Pienso en el padre responsable que siempre se aseguró que no me faltase nada, el que me apoyó en todo lo que quise intentar y que me permitió estar donde estoy ahora. Eso es lo que pienso de ti, pero cuando vengo aquí a verte, la mitad del tiempo no eres esa persona y solo me queda ver la realidad. ¿Es tan horrible que esté aquí que tienes que tomar cada noche? ¿Siquiera recuerdas la mayoría de los días que has pasado conmigo y las cosas que me has dicho? Nunca estoy segura de si recordarás o si lo que digo es importante para ti.

Y tú te enojas, te enojas con todo el mundo como si todos tuviésemos la culpa de lo que pasa. Como si mi madre hubiese hecho algo más que cuidar de nosotras y de paso cuidar de ti. Como si fuese nuestra responsabilidad vivir pendientes a lo que tu quieres y a tu vicio. ¿Qué culpa tiene Johana con 12 años de que no hayas podido pasar la noche de navidad borracho tomando como el alcohólico que niegas ser? Pero, tú tenías que arruinarlo para ella no. ¿No tienes miedo de que cada día crece un poco más y se da cuenta de lo que haces y que pronto pueda perder su respeto hacia ti? Yo estaría aterrorizada si fuese tú. Aunque la verdad, ella no ha visto ni la mitad de las cosas que yo he visto.

Yo soy feliz cada día que no tengo que pensar en tus problemas o mejor dicho en tu problema. Papá eres un alcohólico lo has sido desde que tengo uso de razón y no pareces tener intención de cambiar. ¿Qué estás esperando? ¿Que alguien más te lo diga? Yo te lo estoy diciendo. Y te he conocido toda mi vida. O esperas que la verdad te pegue en la cara, oh espera, ya lo hizo, perdiste un diente en esa lección. Lo que tú haces no es normal. He crecido escuchando las historias de mis amigas y amigos que nunca tienen que preocuparse si sus padres están borrachos. Pueden tener muchos problemas, pero el alcohol no es uno de ellos.

No hay nada mas que pueda decir que no hayas escuchado. Para mi serías un padre perfecto si pudieses por un segundo darte cuenta de cuando daño le haces a los demás. Si al menos aceptaras que tienes un problema. Nunca he pedido que cambies nada de ti, lo único que me haría feliz es que trataras de vencer el alcoholismo que crees poder ocultar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario