Extraño Morro.
Extraño demorar una hora bañándome solo por el placer de permanecer en un lugar tan hermoso como lo es "El Pozo". El pozo es como le llamamos a la fuente de agua natural de la cual nos abastecemos en la finca, no es un pozo en realidad, es un ojo de agua, parece más un pequeño estanque, el agua emana de la tierra y se acumula en el pequeño espacio que hace muchos años fue cerrado con cemento para contener el agua. Es una depresión rodeada de árboles y en medio de montañas y uno de mis lugares favoritos, siempre que estoy allí no puedo evitar tomar tiempo para ver a mi alrededor, contemplar toda su belleza y sentirme inmediatamente en paz.
Extraño el mar; acostarme en las piedras de la playa, cerrar los ojos y sólo escuchar las olas, sin ninguna otra distracción; abrir los ojos y asombrarme con el vuelo de las aves. El gavilán que hace un momento estaba tan cerca sobre una rama luego vuela tan alto que casi no logro verlo a la distancia; la gaviota que caza su comida, vuela tan hermosamente, es como si su cuerpo perteneciera allí, al aire, solo aletea un par de veces y luego se deja llevar, pareciera estar inmovil, pero aún así su cuerpo se desplaza en el aire; está frente a mi, en un momento baja y atrapa un pez y al siguiente está al otro lado del mar, tanta libertad... me provoca ganas de llorar, poder ir tan lejos en unos segundos y poder regresar igual de rápido, poder quedarte quieto y dejarte llevar pero aún así llegar adonde quieres ir; durante cada segundo en que la vi no pude evitar sentir envidia.
Extraño levantar la mirada y que cada cosa a mi alrededor luzca tan natural, tan pura, tan virgen, tan hermosa; las verdes montañas, los árboles que parecen envejecer cada vez que voy, el mar que se asoma en el horizonte, el cielo tan azul y tan bello que por un segundo me hace creer que no es el mismo que he observado toda mi vida.
Extraño la noche, salir de la casa con una lámpara alumbrando los árboles y asustándome con cada ruido, tener un casi ataque de pánico que desaparece inmediatamente al levantar la mirada... Una de las ventajas de estar en un lugar sin luz eléctrica es que puedes apreciar claramente cada estrella en el cielo, nada las opaca, miras hacia arriba y la inmensidad y el brillo de incontables estrellas te atrapan; te hacen olvidar que es de madrugada, todos los demás están dormidos, estás en una isla donde no encontrarás a ninguna otra persona además de tu familia, es de noche (¿un poco obvio no?), y que ciertamente acabas de ver algo moverse en ese arbusto a tu derecha.
Extraño sus cerros, la finca prácticamente parece una coordillera a pequeña escala ¡Hay cerros por todos lados! Para llegar del mar a la casa hay que subir un cerro, para ir al pozo a buscar agua hay que subir un cerro, caminar recto y luego bajar otro cerro, para ir al monte ni siquiera se podría contar cuanto hay que subir y bajar. Movilizarse allí es un poco más exigente que en otros lugares, pero adoro seguir esos caminos que ya se han marcado con el tiempo, aunque realmente no son muy recomendables para correr a caballo.
Más importante aún, extraño a mis abuelos. La última noche que estuve allí mi abuela me dijo "Míranos ahora que estamos aquí y estamos bien porque no se sabe cuando volveremos a vernos y si te vas por 5 años puede que cuando vuelvas ya no tengas 4 abuelos, tal vez tengas 2 o 3 nada más". Me rompió el corazón, en este momento me es difícil escribirlo porque no puedo dejar de llorar por eso, pero sé que no importa cuando escriba al respecto lloraré igual en el momento que sea. Yo... lo sé, en algún momento ellos no estarán y me atormenta pensar en ello. Una noche nos quedamos conversando en la cocina, como es costumbre en nuestra familia, comíamos naranjas y hablábamos de muchos temas: de conocidos, de política, de amistades, de la familia, del pasado... Me contaron sobre la infancia de mi mamá y sobre mi bisabuelo. Mi bisabuelo se llamaba Manuel, la verdad es que nunca lo conocí en persona pero me han hablado tanto de él que siento que lo conozco al menos un poco, era una persona estricta, muy tradicional, frío, grosero, decía lo que pensaba sin importar lo que fuese, y no era para nada cariñoso, pero en realidad era una buena persona, amable algunas veces y confiable, siempre que hacia algo bueno prefería mantenerlo en bajo perfil y solo actuar como si fuese algo natural, además tenía un gran sentido del humor que muchas veces llegaba a tornarse un poco oscuro. Puede que mi descripción esté algo equivocada, es lo que he deducido a partir de las viejas historias de mi abuelo, de verdad deseo conocer a esa persona, aunque sé que no será así jamás... Mientras hablábamos del pasado mi abuelo me dijo: "Recuerda estos momentos, porque estas serán las historias que tú contarás dentro de 20 o 30 años", pensé "es cierto pero no quiero pensar en que será usted el que no estará allí". Posiblemente una de mis mayores desgracias y el causante de mis más grandes tormentos sea el haber perdido la fe; no puedo creer en la vida después de la muerte; por mas que intente forzarme a mí misma a creerlo, recapacitar al respecto solo no puedo... Por eso temo perder a las personas que quiero, temo que cuando se vayan sea un adiós definitivo. "La ignorancia es felicidad", no he visto personas más alegres y más tranquilas respecto a su vida que las que piensan que toda su historia está escrita, aquellas que siguen las reglas con la esperanza (y seguridad) de que su Dios los colmará de bendiciones (y aunque no lo haga, solo serán "pruebas" que al mínimo indicio de mejoría serán interpretadas como señales de dicho Dios), tanta fe me produce un poco de envidia. Yo preferiría morir con una sonrisa bajo la idea de que iré a un lugar mejor que con el terror de sentir como todo termina, la idea de desaparecer para siempre es deprimente. Si tengo hijos preferiré que sean las personas más devotas del mundo, que amen a un Dios que les brinde motivación y que no tengan miedo a la muerte.
A diferencia de las demás personas "incrédulas" yo pienso que "Dios" es muy necesario e importante en estos días (descartando todo el mal que ha provocado hasta ahora, es decir, la tortura, las guerras, las cacerías de brujas, el siglo en que la ciencia no pudo progresar por considerarse demoníaca y un largo etcétera), con la vida que llegamos ahora, muchas personas necesitan una guía, un punto de apoyo, necesitan creer que alguien mira y juzga todo lo que hacen, que serán recompensados si son buenos, necesitan sentirse amados y menos solitarios; todo eso me parece bueno, tener fe hace la vida mucho más fácil.
Como siempre me desvío del tema, en mi defensa no lo hago apropósito, cuando empiezo a escribir sólo dejo mis sentimientos fluir, y escribo sin parar todo lo que pasa por mi mente, aún si no tiene mucho que ver, espero que mi opinión acerca de la religión no resulte ofensiva, no tengo nada en contra de Dios, y no escogí las creencias que tengo ahora, solo pasó. Como de costumbre, me siento mucho mejor ahora... Hasta luego.
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